viernes, 2 de marzo de 2012

Tener un perro de trabajo

Cualquiera que se de una vuelta por una ciudad una tarde cualquiera, se da cuenta de la cantidad de gente que tiene perros de los que se denominan de trabajo o de utilidad, ya sean de caza, de guarda y defensa, de pastoreo, etc. Uno ha vivido en sus carnes lo que es la convivencia desde cachorro con un perro muy activo en un piso; es una locura, sobre todo durante la etapa infantil. Tambien he visto cómo perros con un carácter excesivamente dominante hasta el punto de ser animales desequilibrados (de ésto hay gente que sabe y que seguramente lo expresaría de forma más correcta que yo), no son manejados por la persona más apropiada, y si además ésta suelta al animal en cuestión en una zona frecuentada por otros perros y se desentiende de él, las consecuencias son previsibles. Por no hablar tambien de los molestos e insistentes ladridos del beagle del vecino, ladridos que imagino serían de utilidad para levantar zorros o azuzarlos (ésto tambien lo sabrán expresar mejor personas más entendidas) cuando se cazaban en el Reino Unido, pero que en una ciudad lo que hacen es fastidiar a la vecindad.
Por todo ello, cuando uno ve una mínima referencia en la red sobre la tenencia de perros de trabajo, como las recomendaciones básicas que se pueden ver en el siguiente pdf -donde, por cierto, aparece la foto de un mastín en la segunda página- http://www.centrodeacogida.org/Archivos/perros_caza.pdf, aunque a lo mejor no se esté de acuerdo en algún punto, o parezca muy simplificado, por lo menos se advierte un punto de cordura fuera de la idea generalizada de que cualquier perro sirve para cualquier tipo de persona y para cualquier estilo de vida.

Si se quiere profundizar un poco más sobre este tema, recomiendo la lectura de Perros. Una nueva interpretación sobre su origen, comportamiento y evolución, de Raymond y Lorna Coppinger. Algunos apartados son muy esclarecedores al respecto; en ellos se explica cómo la derivación de todas las razas hacia animales de compañía en la actualidad, hace que los comportamientos innatos que caracterizan a las razas de trabajo y que les eran imprescindibles para desarrollar su función, hoy se empiezan a ver como trastornos compulsivos. Obviamente algunas razas se han transformado tanto física como psíquicamente, convirtiéndose en perros adecuados como animales de compañía, pero muchas otras no.
Recomendaría este libro a todo el que tenga intención de adquirir un perro, a todo el que tenga curiosidad por saber cómo se seleccionan y cómo han evolucionado las razas de trabajo, o simplemente a cualquiera que tenga curiosidad por el mundo canino, seguro que a todos ellos les hace (o nos hace) reflexionar.